14"Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de
discernir espiritualmente."
El hombre natural, se refiere al hombre que no ha sido salvo, y así es como todos nosotros nacemos en este mundo, muertos en nuestros delitos y pecados, sin ninguna capacidad para comunicarnos ni recibir ninguna comunicación de Dios, siendo enemigos de Dios. Así es el hombre natural.
Y Pablo dice que “el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios.” ¿Y por qué? Porque para esa persona las verdades Bíblicas son una tontería, una necedad. Si usted, estimado lector, no es cristiano, puede que lo que estoy escribiendo le parezca una insensatez. Eso es lo que pensaban en el tiempo de Pablo al oír sobre la predicación del mensaje de la cruz de Cristo para la salvación. Para el no creyente, este mensaje y sus implicaciones no tienen sentido. A veces, cuando uno ha recibido algunos estudios, piensa que, por su preparación, puede entender cualquier cosa que se haya escrito. Bueno, esto no es así.
Nosotros, estimado lector, no vamos a conocer la Palabra de Dios, hasta que el Espíritu de Dios abra nuestras mentes y nuestros corazones para que entendamos. Esa Palabra debe entenderse y juzgarse espiritualmente. Solo el Espíritu de Dios puede tomar las cosas de Cristo y enseñárnoslas. El Señor Jesucristo se estaba refiriendo a esta realidad cuando dijo, en el evangelio según San Juan, capítulo 16, versículos 13 y 14: "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta,
sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.”
Estamos seguros que hasta que el Espíritu de Dios le muestre a usted las cosas de Cristo, esta carta a los Corintios que estamos considerando, no significará mucho para usted.
15 "En cambio el espiritual juzga todas las cosas, sin que él sea juzgado por
nadie. 16¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién lo instruirá? Pues bien,
nosotros tenemos la mente de Cristo."
Aquí el “espiritual” es el que tiene el Espíritu Santo dentro de sí mismo, es un creyente, un hijo de Dios. Esto de que “juzga todas las cosas” significa que comprende estas cosas, Sin embargo, como continúa diciendo aquí, nadie puede juzgarlo a él, y significa que él no es comprendido. El hombre espiritual, o que tiene el Espíritu aparece aquí en contraste con el hombre natural, apartado de Dios. Esta persona en la que habita el Espíritu, entiende la verdad divina, pero es a su vez incomprendido por la persona llamada “natural”, es decir el no creyente.
Y el versículo 16 dice: “¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Ahora, ¿quién puede instruir a Dios? ¿Quién entiende la mente del Señor? No podemos enseñarle nada a Dios, pero Él sí puede revelarnos cosas espirituales. Sin embargo, el Espíritu de Dios no puede revelarnos las cosas espirituales hasta que tengamos la mente de Cristo. Si usted, estimado incrédulo, no es salvo, ¿no piensa, realmente, que la predicación sobre la cruz es una insensatez? ¿No cree usted que un hombre muriendo en una cruz ha sido completamente derrotado?
¿No tiene la sensación de que es una insensatez, antes que el verdadero camino de salvación? Sin embargo Dios dice que Su método y Su sabiduría consistieron en entregar a Su Hijo para morir por nosotros en la cruz, para que pudiéramos ser salvos, y en que debemos depositar nuestra confianza en Él. Si usted es sincero, y esperamos que lo sea, admitirá que, desde un punto de vista humano normal, todo esto suena como una especulación sin sentido. Este capítulo afirma que la claridad del Espíritu corrige la sabiduría humana. Y resumiendo, diremos que Pablo ha presentado dos clases de seres humanos: el ser natural y el espiritual.
El hombre natural es el descendiente de Adán, nacido en este mundo con una naturaleza pecaminosa, con una propensión, una inclinación natural a hacer el mal. Y eso es lo que puede lograr, incluso cuando creemos que hacemos el bien, suelen aparecer motivaciones mixtas o dudosas. No podemos esperar mucho de ese hombre natural, quien probablemente nos diría: “Yo vivo y actúo lo mejor que puedo “. Y probablemente nos estaría diciendo la verdad. Luego está el otro tipo de persona, llamado “el hombre espiritual”, o sea, el que tiene el Espíritu de Dios, al ser un hijo suyo. Él comprende todas las cosas, tiene un discernimiento, una percepción espiritual.
Ese criterio espiritual hace que resulte incomprendido por los que están dominados por la forma de pensar del sistema del mundo. Porque el hombre normal y natural sencillamente no puede entender ni sus creencias ni sus actitudes. Ésa es, pues, la diferencia entre el hombre que tiene el Espíritu de Dios, por ser un hijo Suyo, y el que no lo tiene, por no tener una relación con Dios.
Estimado incrédulo ¿No querrá usted iniciar esa relación con Dios al creer en el Señor Jesucristo como su Salvador, depositando por la fe su confianza en Él y en la eficacia de Su sacrificio en la cruz? Entonces, sus pecados serán perdonados y su natural inclinación al mal recibirá la poderosa influencia del Espíritu Santo, quien le irá transformando progresivamente en la persona apta para cumplir aquí en la tierra la voluntad de Dios, viviendo de esta manera una vida de auténtica calidad espiritual y humana, que anticipará el estado perfecto de la vida eterna.
コメント