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1 Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,
2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.
Pablo aclara aquí qué clase de apóstol era. Dios lo llamó un apóstol. Dios le llamó y el Señor Jesucristo le alcanzó en el camino de Damasco. Después, el Espíritu de Dios le enseñó en el desierto de Arabia.
La carta era para “la iglesia de Dios.” Se la llama así porque Él es el arquitecto que diseñó a la iglesia. El mensaje iba dirigido “a los santificados en Cristo Jesús.”
Ahora, la iglesia estaba situada en Corinto, pero estaba en Cristo Jesús, unida a Él. La dirección de la carta no era importante, pero la persona de Jesucristo era sumamente importante.
¿Qué quiere decir ser un creyente, un cristiano? Quiere decir, estar en Cristo, unido a Cristo. El lugar de este mundo donde uno resida es puramente incidental. La pregunta clave es entonces: ¿Está usted en Cristo Jesús?
Pablo, pues, llamó a aquellos cristianos “los santificados en Cristo Jesús.” La palabra “santificación” se usa en varias maneras diferentes. Hay una santificación en cuanto a la posición del creyente en Cristo. Así que cuando esta palabra figura unida a Dios el Padre, o a Dios el Hijo, el Señor Jesucristo, se usa generalmente en este aspecto de la posición del creyente.
Ahora, cuando la santificación aparece relacionada con el Espíritu Santo,entonces se refiere a la santificación práctica. Dios ha hecho que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra liberación. Él es pues nuestra santificación.
Bien, la santificación es una posición que tenemos en Cristo. Si usted ha confiado en Él, Él ha sido hecho su santificación. Y usted es tan salvo hoy como lo será dentro de un millón de años, porque usted ha sido salvado en Cristo, y usted no puede agregar nada a ese hecho.
Pero en cuanto a la santificación práctica, eso es algo que varía en diferentes personas. Los de Corinto, por ejemplo, no parecían ser santos (en cuanto a su posición) que estuviesen siendo santificados. La acción del Espíritu Santo no era muy evidente en sus vidas. Pero, por estar unidos a Cristo, (y como acabamos de decir) estaban santificados en lo referente a su posición.
La palabra santo quiere decir apartado, separado para Dios. Cada creyente debería estar separado para Dios. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, esos vasos viejos y gastados del tabernáculo, más tarde en el templo fueron llamados vasos santos. ¿Santos? Sí, porque estaban dedicados al uso de Dios. Ahora, ¿en base a qué es considerado santo, el hijo de Dios? Bueno, porque está dedicado al uso de Dios. Pero ésa es una posición que tenemos y en base a ella, somos llamados santos. Por ello enfatizamos que no somos llamados santos por lo que hacemos, sino por estar unidos a Jesucristo.
Ahora, se nos dice que ellos eran llamados santos “con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.” Esto indica que esta carta fue dirigida también a la iglesia en general, que está integrada por todos los que invocan al Señor Jesús, estén en Corinto o en cualquier parte del mundo.
3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 4 Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús,
Estas dos palabras que él usaba, gracia y paz, aparecen siempre en esa secuencia. Gracia, (Charis) era la palabra para saludar en el mundo griego, Paz, corresponde a la palabra hebrea Shalom, una forma de saludo en el mundo religioso. Pablo combinó las dos palabras y las elevó a su máximo nivel. Usted y yo somos salvos por la gracia de Dios; eso es amor en acción.
Cuando hemos sido salvos por la gracia de Dios, entonces podemos tener la paz de Dios en nuestros corazones. ¿Ha recibido usted a Cristo como su Salvador? ¿Están sus pecados sobre Cristo? Si lo están, usted tendrá paz en su corazón, porque Él llevó sus pecados en la cruz. Dijo el apóstol Pablo en Romanos 5:1, “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Realmente, las palabras gracia y paz son dos grandes palabras.
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